ACTO SOBREACTUADO
Por Martha Wolff
Hubo un informe oficial sobre el acto del domingo 27 de junio, a partir del mediodía, en el homenaje a los casi 100.000 muertos por el covid-19. Imposible adjuntar los comentarios que despertó sin previo aviso a la población al estilo de los comunicados militares por cadena nacional y la impresión que causó el mismo.
Haber visto el despliegue organizacional, el lugar elegido, la puesta en escena, los decorados patrióticos, la iluminación y el brillo de un piso de marmol impecable, los protocolos rigurosos, las tarimas escalonadas con los soportes de vidrio, velas y rosas blancas fueron un bello marco para un acto sobreactuado.
Un acto insólito porque la pandemia sigue y las muertes se suman y porque nunca se hizo en medio de la guerra, ni en los asesinatos del gobierno militar, ni durante el Holocausto y de cualquiera otra situación un acto para recordarlos o para anunciar cifras. Siempre fueron para rendir homenaje de recordación a los caídos en batalla, a los asesinados al final, como un réquiem de síntesis de dolor y pérdida pero nunca en mitad de lo que acontece.
Los que como yo fueron a Auschwitz a poner una flor en la pira de cenizas, quien participó como argentina en Yad Vashem el Día del Holocausto, quien dijo el nombre de sus muertos en la Sala de la Recordación, quien participó en Varsovia el Día del Levantamiento del Gueto de Varsovia, y otras ceremonias, la del CCK fue una puesta en escena perfecta pero el objetivo no lo fue. Mejor se hubiera imitado lo que otros países hicieron para cuidar a su población.
La muerte por Covid-19 esconde culpabilidad y puja política. Culpabilidad en mascarada de luto hubo con ropa especial como en las cortes para esos momentos. Discurso de parte del Presidente con un llamado a la unión para desterrar el mal, pero nunca un perdón por los errores cometidos y la falta de vacunas. Algunos vacunados VIP de la élite gubernamental estuvieron presentes y el arte y la música poblaron el silencio de los que ya nunca más podrán gritar su impotencia ante la decidía.
Todo eso costó mucho dinero, desde el viaje de los gobernadores y el montaje, la seguridad, el armado y la invitación cursada a los presentes de modo muy estudiado. No hubo nada al azar. Todo estaba estudiado. Los familiares que perdieron a sus seres queridos estaban en sus casas. La lista esta vez fue diferente como otras invitaciones a la Casa Rosada para aumentar la grieta entre rivales y sumar enemigos y adeptos.
Hay una puja interna no visible entre lo que se hace ante la proximidad de las elecciones legislativas y el modo de publicitar lo que se hace y adónde se quiere llegar con un objetivo político.
No hacía falta ese acto ya que las estadísticas son las que dicen la verdad.
ACTO SOBREACTUADO
Por Martha Wolff