_Parshat Ekev_
*Stay Foolish, Stay Hungry*
Hablemos del hambre.
Obviamente que es una de las mayores preocupaciones del individuo y de la sociedad.
Podemos prescindir de muchas cosas pero de la comida, imposible.
Trabajamos para: _”Llevar un plato de comida a la mesa”._
¡Cuándo la panza hace ruido es difícil pensar en otra cosa!
El Maná (pan del cielo) tenía una particularidad, te dejaba con más hambre.
1) No podía acumularse de un día al otro (sin capacidad de ahorro)
2) Podías tener todos los gustos que desees, pero faltaba la forma y textura (la comida entra por los ojos).
3) No generaba residuos (el 100% se absorbía en el organismo)
Todo eso generaba una sensación de hambre. Para saciarse y sentirse satisfecho la persona debe alimentarse, tomar posesión de la cosa y *sentirse dueño*. Lo abstracto nos deja sabor a poco.
Pero, espiritualmente hablando, saciarse es conformarse y eso es de lo peor que te puede pasar.
La ambición material debe medirse y uno poder alegrarse con lo que tiene. Agradecer cada cosa.
*La ambición espiritual, en cambio, no tiene límites,* más aprendo, más quiero, en realidad es porque mientras más conoces, más te das cuenta que no sabes nada.
Tratando de combatir el frío y el hambre de las calles, en *un proyecto que hacemos desde el Shil, llevamos un plato caliente al que no tiene* y salís de ahí más lleno, más pleno, que después de ir al mejor restaurante.
No es fácil digerir el pan espiritual, buscamos “seguridad “, estabilidad, definiciones y explicaciones científicas.
Pero al final del día podemos tener todo y nos sentimos vacíos. Llegar a la cima y perder el hambre de crecer.
El crecimiento espiritual no tiene límite.
Como decía el Rebe: ¡Siempre contento, nunca satisfecho!
Shabat Shalom
Iosi y Jaia Batia Levy