Occidente frente a la invasión rusa a Ucrania: ¿Es hora de desandar los caminos del apaciguamiento?
Presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden: “Permítanme ser claro: se trata de movimientos totalmente defensivos por nuestra parte. No tenemos intención de luchar contra Rusia”
Joe Biden: “Nuestras fuerzas no irán a pelear a Ucrania”
Del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski: “Nos han dejado solos para defender nuestro Estado”, “¿Quién está dispuesto a combatir con nosotros? No veo a nadie. ¿Quién está listo para dar a Ucrania la garantía de una adhesión a la OTAN? Todo el mundo tiene miedo”
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky se dirige a las fuerzas militares ucranianas: “Ustedes son todo lo que tenemos, nuestra última esperanza”
¿Es hora de desandar los caminos del apaciguamiento?
En 1936, se formaba el Eje Roma-Berlín-Tokio, a partir de los pactos firmados por la Alemania Nazi y la Italia Fascista y a los que también se adhirió Japón una vez comenzada la guerra.
En esas no tan legendarias épocas asomaban dos maneras diferentes de encarar la realidad europea. Mientras que los países democráticos asumían una actitud vacilante y temerosa que intentaba por todos los medios posibles y a un costo muy elevado tranquilizar a las fieras nazis fascistas para resguardar la paz, el Eje Roma-Berlín-Tokio desarrollaba una política ofensiva cada vez más agresiva y expansionista.
En 1937 asume en Gran Bretaña, Neville Chamberlain (el hombre del apaciguamiento) e inicia el denominado apaciguamiento (appeasement) en la política exterior británica que se fundaba en el principio que si se hacían concesiones territoriales y económicas a los nazis y fascistas, estos se apaciguarían y dejarían de ser un peligro para la paz de aquellas épocas.
Tras los rotundos fracasos de la política del apaciguamiento y el comienzo de la segunda guerra mundial, Chamberlain confesó apesadumbrado su rotundo fracaso: “Este es un día triste, todo en lo que creía se ha derrumbado”.
¿Cuál fue el resultado de la política de apaciguamiento? La más imponente tragedia en la historia de la humanidad: la Segunda Guerra Mundial con sus más de cincuenta millones de muertos en todo el mundo, incluidos seis millones de judíos, 800.000 gitanos, millones de prisioneros de guerra y víctimas civiles, presos políticos, homosexuales, discapacitados físicos o psíquicos, delincuentes comunes, etc.
El timorato mundo occidental y sus inservibles organismos internacionales de aquel entonces estuvieron perdidos en el intrincado laberinto del apaciguamiento, no fueron capaces de percibir que únicamente la disuasión podía poner en vereda a Adolf Hitler, ¡Que hoy no se continúe insistiendo en aquellos antiguos errores y que sepamos aprender de las dolorosas lecciones de la Historia!