
“En lo personal creo que este proyecto debería caer y que si de verdad se quiere reformar la justicia y dar una constitución a Israel hay que barajar y dar de nuevo”
“Los opositores también deberían entender que las elecciones se ganan en las urnas y no en manifestaciones callejeras contra un supuesto e imaginario dictador”
Por Sergio Pikholtz, Vicepresidente 2° de la DAIA Argentina:
Sin dudas el proyecto de reforma del sistema judicial en Israel está trayendo aparejadas complejidades que probablemente el gobierno no tuviera debidamente analizadas en la previa.
Recordemos que Benjamín Netanyahu ya había adelantado en la campaña sus intenciones, aunque pareciera que en un nivel más moderado, y que la coalición que tuvo que conformar lo obligó a radicalizarse en algunos aspectos.
Recordemos que los partidos que forjaron alianza con Likud tienen una fuerte extracción religiosa y de derecha más extrema, sin embargo y aunque los adversarios políticos se esfuercen en mostrar otra cosa, son parte del sistema de democrático.
En lo personal creo que todos los temas tienen una raíz que pocos se animan a indagar y en este caso la misma se remonta a los inicios del Estado en 1948, la decisión de Ben Gurión de no establecer una constitución y definir un poder judicial acorde a sus expectativas.
Con el tiempo el laborismo se afianzó como la “familia Judicial” con amplios poderes de veto y de influencia no sólo en la justicia sino en la gestión misma de gobierno (aunque perdieran).
En mi opinión esta situación es anómala y debe ser reparada, por ende creo que la reforma es necesaria, sin embargo, creo que la misma debe surgir del más amplio consenso político y social (haber ganado una elección no alcanza), y sólo debería ser aplicada una vez finalizado el mandato durante el cual se estableció dicha reforma. (Netanyahu no podría usufructuar sus supuestos beneficios en caso que alguno de ellos lo ayudara en sus causas personales).
Dentro de este contexto es claro que miles de Israelíes están en contra de esta propuestas y lo demuestran cada semana en la calle, aunque queda claro también según mi punto de vita, que lo que empezó siendo un rechazo a la reforma se convirtió en un intento de terminar con el gobierno de Netanyahu, donde ya no se disimulan los posteos en redes y las convocatorias públicas a derrocarlo.
También es cierto que miles lo apoyan y que una gran mayoría silenciosa constituye una gran incógnita
Netanyahu no es un dictador ni la democracia está en peligro como dicen los detractores, sin embargo llama la atención que el PM haya sido tan poco pragmático en esta oportunidad y no contemplara este aluvión de críticas y manifestaciones que parecen no tener fin.
En lo personal creo que este proyecto debería caer y que si de verdad se quiere reformar la justicia y dar una constitución a Israel hay que barajar y dar de nuevo.
Los opositores también deberían entender que las elecciones se ganan en las urnas y no en manifestaciones callejeras contra un supuesto e imaginario dictador.
Me preocupan especialmente las consecuencias que todo esto pueda tener en el sistema de seguridad de Israel, que hoy está jaqueado desde varios frentes por los enemigos del pueblo judío.
La responsabilidad es de todo el abanico político israelí, de todos modos el mayor responsable es el PM Netanyahu, quien de verdad tiene el poder de pacificar al país.
Sencillamente creo que debería derogarse en forma definitiva este proyecto en este momento e iniciar una agenda donde se genere el consenso para un eventual acuerdo de reforma.
Vicepresidente 2° de la DAIA Argentina, Sergio Pikholtz.