
Entrevista a Batia Nemirovsky: la educación judía argentina en épocas de pandemia
Entrevista a Batia Nemirovsky:
*Batia Nemirovsky es Graduada del Instituto Superior de Estudios Religiosos Judaicos y de la Escuela Superior de Ciencias Judaicas y de Educación.
Estimado Guido,
Me preguntaste:
- ¿Cómo ves la educación judía en Argentina en estas épocas de pandemia?
- ¿Cuál es rol de la familia frente a la educación de sus hijos en la cuarentena?
- ¿Cómo imaginas la post pandemia en la red escolar judía?
- ¿Cómo se puede asegurar el financiamiento de la red judía ante el grave deterioro socioeconómico que se vislumbra en la Argentina?
- ¿Cómo se educa a los niños, jóvenes y adultos fuera de las escuelas judías?
- ¿Está preparado el liderazgo comunitario judío para gestionar la educación del futuro?
- Que te dice esta frase: “Nuestros niños no pueden amar lo que no pueden llegar a vivir y a conocer”
Para responderte a todas y cada una de las preguntas, es inevitable que comparta contigo cuál es mi visión respecto de la Educación Judía en general y en particular en este milenio y que clarifique, además, que implica para mi ser un “YehudíMejunaj[i], un judío atravesado por la vibrante experiencia de la educación y la alfabetización en judaísmo, a lo largo de toda su vida, desde el momento mismo de su nacimiento o desde que, como Rut, decidió unir su destino al de nuestro Pueblo.
Empiezo entonces:
Concibo a la educación como un proceso abarcativo por medio del cual una cultura se transmite a si misma a través de las generaciones. No como un accidente circunstancial en nuestra existencia, sino como una realidad dinámica, que nos atraviesa y nos afecta en nuestra integridad, de tal modo que sin la educación la misma existencia humana perdería sentido.
La Educación Judía constituye,a mí entender, el medio principal a través del cual el Pueblo Judío asegura su continuidad vital. Es precisamente por este motivo que sostengo que la educación judía debe incluir las condiciones necesarias para la creación de nuevos escenarios que garanticen la continuidad y ser al mismo tiempo el vehículo de la memoria familiar y colectiva, el repositorio de los sueños de nuestros antepasados, el vehículo privilegiado de la tradición.Deberíamos considerarla un “Non Stop u On Going Project” a lo largo de nuestras vidas.
La esencia de la Educación Judía debe tender a fortalecer a cada integrante del “colectivo” en la construcción de su identidad,del sentido de pertenencia y de su compromiso con la continuidad y al mismo tiempo generar las condiciones para que, más allá de las diferencias de interpretación y de observancia, cada uno de nosotros tenga claro que comparte con todos y cada uno de los que se consideran pertenecientes al Pueblo Judío, en cualquier lugar del mundo y particularmente en Medinat Israel : la unidad de herencia y la unidad de destino.
Sin lugar a dudas el Judaísmo no es únicamente un conglomerado de datos concretos, ni es sólo un conjunto de preceptos y rituales; es fundamentalmente una decisión valorativa, una elección consciente y permanente respecto de cómo queremos encaminar nuestras vidas frente a las distintas circunstancias a las que nos enfrentan los tiempos y espacios que habitamos.
Suele suceder que cuando hablamos de educación, continuidad y transmisión, nuestros interlocutores consideran que estamos hablando de escolaridad. Es que no conciben, no imaginan o no entienden para la transmisión del judaísmo, otro modelo de formación y educación que no sea el escolar.
Ciertamente hay mucha confusión en el liderazgo de algunas organizaciones y por eso se atan a la literalidad de las palabras y al terreno conocido.Da la impresión que a veces les falta esa capacidad de abstraerse de sus propias experiencias y correrse de sus espacios de confort, para poder visionar futuros alternativos en lo que a “educación Judía para todos” se refiere.
Creo que para que esto sea posible tienen que haber experimentado la Educación Judía a lo largo de la vida como una inmersión permanente y dinámica y al mismo tiempo preguntarse insistentemente por lo menos algunos de estos interrogantes:
- ¿Qué significa en el escenario actual una experiencia educativa judía?
- ¿Quién educa?
- ¿Están los educadores (abuelos, padres, docentes,madrijim, etc.) preparados para la maravillosa tarea de crear continuidad?
- ¿Qué herramientas les ofrecemos desde la Conducción Comunitaria para que “crezcan en sus conocimientos y habilidades de transmisión” cada día?
- ¿Cómo educamos en la Diáspora para la integración sin generar asimilación?
- ¿Qué comunicamos cuando transmitimos judaísmo?
- ¿A quién llamamos un “judío educado”?
- ¿Es la escolaridad judía la única alternativa para asegurar la continuidad del pueblo judío?
- ¿Cómo manejamos la transmisión de conocimientos y valores en los espacios que nos da la Comunidad? Los diferentes espacios comunitarios: ¿se diferencian, se complementan, cómo, cuándo?
Todas estas preguntas deberían preocupar e interpelar a la dirigencia comunitaria si realmente concibe a la Educación Judía de todos sus integrantes como la “brújula de la vida comunitaria”.
Agrego unas cuestiones que me inquietan sobremanera en estos tiempos de pandemia y de cuarentena respecto del futuro absolutamente incierto que atravesará tanto a las familias como a las instituciones comunitarias cuando la tan mentada”nueva normalidad” llegue:
¿Cómo haremos para compaginar un proyecto totalizador que, con los recursos con los que contamos, nos permita dar respuestas asertivas a todas aquellas familias, para las cuales la Educación Judía Continua de todos sus miembros es una cuestión vital,a lo largo y ancho de la Argentina?
¿Cuál será la caja de herramientas que tendremos a disposición para proveerles posibilidades reales para que la formación judía no quede limitada a la escolaridad judía?
¿Lograremos desterrar definitivamente pensamientos anacrónicos y comprender que cuando hablamos de Educación Judía no estamos hablando sólo de Escuela Judía, no estamos hablando de los “shules”?
¿Podremos en consecuencia hacer una distribución de los recursos de todo tipo, tomando en cuenta todos los espacios en los que sucede la Educación Judía?
Lamentablemente no he escuchado que algún interrogante de esta naturaleza, que implica la elaboración de una Visión Compartida a mediano y largo plazo, sea objeto de análisis y dé lugar a la elaboración de propuestas diversas que puedan converger en un gran emprendimiento que, sin distinciones de ninguna naturaleza pueda dar respuesta a las justificadas preocupaciones que devienen de la incertidumbre por la pandemia y sus efectos.
En los últimos meses, hemos visto y escuchado cómo las familias anhelan y valoran sus relaciones con los educadores judíos y las experiencias judías significativas que las organizaciones educativas: Escuelas, Tnuot, Comunidades Religiosas de las distintas denominaciones, Instituciones Socio Deportivas Comunitarias, aportan a sus vidas.
Si prestamos atención concluiremos que hemos aprendido mucho acerca de lo que hace que la educación sea efectiva, relevante, significativa e incluso eficiente.
A muchos padres, la experiencia de la cuarentena y el compartir con sus hijos “jornadas escolares completas en el hogar”, les abrió los ojos sobre el rol y el trabajo de los educadores, especialmente de los que transmiten contenidos y vivencias judaicas.
Al mismo tiempo, este período de aislamiento confirmó lo que casi todos ya sabíamos: Si bien en su forma más simple, toda educación se basa en la transmisión de conocimientos y habilidades, nuestros jóvenes pueden acceder al conocimiento cuando lo deseen. Uno no necesita ser un rabino o un erudito para encontrar las respuestas online.
Los educadores tienen la función de aprovechar la singularidad de cada individuo (sus intereses, ambiciones, miedos, preguntas) y ayudarlo a encontrar su conexión con la vida judía. Por eso juegan, el importante papel de seleccionar en qué conocimientos enfocarse, dónde, con quién y cuándo.
Estamos atravesando una experiencia crítica muy dura, pero hay en este sentido un lado positivo.
Ahora que la educación “online” se ha convertido en la norma, sabemos que no hay límites para llegar a cada uno de los que quiera saber más, tener más vivencias y más conocimientos judaicos. Sabemos ya, que aun en las localidades más distantes y pequeñas podremos ayudar a garantizar que sus integrantes judíos se sientan parte activa y comprometida de la comunidad.
Esta crisis es extensa y la recesión es inevitable. Cuando se termine la cuarentena, nos encontraremos en un mundo y un país radicalmente diferente del que dejamos, y claramente esto tendrá implicancias de largo alcance para la educación judía. La capacidad económica de muchos padres para por la educación judía desean, será limitada y los recursos filantrópicos serán insuficientes.
Si bien la cuarentena ha sido muy perjudicial, hemos aprendido algunas lecciones importantes que podrían ser los pilares de nuestro nuevo futuro.
Por eso para cuando salgamos nuevamente es menester que en lugar de intentar resucitar “el pasado muy reciente” estemos trabajando y avanzando en el desarrollo de propuestas alternativas para una Educación Judía de calidad para todos.
El hogar tiene el potencial de ofrecer contenido y experiencias educativas y puede volver a ser un lugar de educación judía significativo, como lo fue otrora, con la distinción del aporte de la tecnología.
Muchos maestros, se han destacado en el dominio del arte de la educación en línea. En poco tiempo, muchos han logrado desarrollar actividades educativas creativas y significativas basadas en la tecnología.
Los estudiantes de distintas edades han descubierto múltiples vías para alcanzar el conocimiento en ausencia del marco formal al que estaban acostumbrados. Muchos ahora están aprendiendo de sus compañeros, de recursos informativos en la web y se han convertido en aprendices autorregulados.
Pero también hemos aprendido a apreciar y valorar la importancia de la interacción social cara a cara y hemos “luchado” con las deficiencias de la tecnología.Los marcos sociales deben ser una parte integral de nuestro nuevo futuro educativo.
La crisis de Covid-19 ha presentado enormes desafíos a las comunidades educativas y a las familias, también nos ha colocado ante una oportunidad histórica. El espíritu de creatividad que ha caracterizado a esta cuarentena debe ser alimentado y mejorado. Las paredes de nuestras zonas de confort se han derrumbado y es nuestro desafío y privilegio diseñar y desarrollar un nuevo futuro.No es tarde, usemos este tiempo para pensar con anticipación la educación judía después de la pandemia y para imaginar lo que queremos que sea.
Sin necesidad de inventar la pólvora, pero utilizando la tecnología que está a nuestra disposición y a nuestro alcance, recreemos las alternativas ya inscriptas en nuestra tradición milenaria: laJevruta y la Javura, la Educación Familiar, generemos recursos educativos con plataformas sustentables para atraer a participantes de todas las edades ofreciendo programas de alto impacto.
Abracemos a nuestros educadores, valoremos el esfuerzo que están realizando y reconozcamos que las relaciones y las conexiones que mantienen y establecieron con los niños, jóvenes y sus familias son la base para que cuando la sociedad reabra, podamos reconstruir gran parte de la vida comunitaria judía, con una visión enriquecida por las experiencias, habilidades y capacidades que nos dejó esta etapa.
Lo logrado en estos meses ha sido mucho, pero se ha sustentado en la búsqueda de soluciones rápidas y muchas veces dispersas.
¿Qué pasaría si tuviéramos la oportunidad de desarrollar una visión compartida para el futuro judío en la Argentina,haciendo algo más que simplemente buscar las respuestas para nuestro propio espacio de pertenencia comunitario?
Estoy convencida que vale la pena intentarlo.
Batia D. de Nemirovsky
[i] “JUDÍO EDUCADO” יהודימחונך-
Un judío educado es:
Quien tiene una clara comprensión de su identidad judía porque el judaísmo se ha integrado en sus pensamientos y acciones.
Quien entiende que el judaísmo contribuye a vivir una vida más significativa y está comprometido con la supervivencia y la continuidad del pueblo judío.
El judío educado es quién participa en la búsqueda de significados a través de la lente del judaísmo, y desde esa concepción particular, se compromete con su realidad cercana, y hace aportes significativos a la sociedad en la que vive
El judío educado, hayehudihamejunaj, es aquel que está creciendo en su judaísmo y cree que cada puerta que se abre ilumina, aclara y presenta un nuevo desafío.
El judío educado tiene la posibilidad de explorar lo que hay detrás de muchas puertas porque raramente esta satisfecho y el estancamiento no lo atrae.
El judío educado es quien tiene la necesidad de continuar comprometido en diálogos y debates inteligentes, y exhibe una mente abierta para sostener o aceptar una buena y honesta argumentación.
El judío educado tiene el valor y la inspiración para reflexionar acerca de las elecciones y decisiones vinculadas con la justicia, la moral, la ética y la espiritualidad y actúa en consecuencia.
*Batia Nemirovsky es Graduada del Instituto Superior de Estudios Religiosos Judaicos y de la Escuela Superior de Ciencias Judaicas y de Educación.
Entrevista realizada por el Dr. Guido Maisuls
Servicio judío de opinión e investigación periodística
www.identidades.com.ar