
Iom Kipur: Mensaje del Gran Rabino Davidovich
Compartimos el mensaje del Gran Rabino Gabriel Davidovich:
“Querida comunidad,
Estamos atravesando una época de grandes y vertiginosos cambios y desafíos, como también de nuevas oportunidades en una situación social inédita.
Hoy les quiero sugerir cómo vivir el Día del Perdón, continuando con el tema iniciado en Rosh HaShaná.
Observamos que además de las lamentables e irremplazables pérdidas humanas y las personas internadas por el Covid -19, la peor consecuencia que acarrea esta pandemia es la debilitación del tejido social en la vida comunitaria.
Este distanciamiento obligatorio, justificado en la prevención, priva a muchos de nosotros del apoyo y contención que brinda la familia amplia, de la cercanía con amigos y compañeros, incluso de trabajar como es imprescindible para cubrir nuestras necesidades.
Me gustaría reflexionar para tratar de entender el motivo por el que el Todopoderoso pudo imponernos estas limitaciones en nuestra vida comunitaria.
Dice el Talmud que analizando lo que Dios nos impone podemos aprender sobre lo que debemos meditar. Nos enseña nuestra Sagrada Torá que cuando una persona hablaba mal del prójimo, Dios le enviaba unas pequeñas manchitas en la piel (“negaim”) que debían ser verificadas por el cohen, y si realmente eran “negaim”, se enviaba a esta persona fuera del campamento durante siete días.
Explican nuestros sabios que Dios enseña lo siguiente: Tú hablaste mal de tu compañero y eso provoca que las personas se alejen de él, entonces para ayudarte a reflexionar, entender las consecuencias de tus acciones y arrepentirte, tu saldrás del campamento, para experimentar por unos días lo que provocaste a tu semejante.
Podríamos interpretar en esta pandemia, en la cual debemos alejarnos físicamente de nuestros seres queridos, que quizás Dios nos está enseñando que debemos valorar nuestra relación con nuestros compañeros, ser más respetuosos, considerados, amables en el trato y aún más en no dañarlos, molestarlos o hacerlos sentir mal, aunque lo hagamos sin mala intención. Esforcémonos en respetar al prójimo, y pensar siempre para bien de él. Como enseña el Sabio Hillel: No hagas a tu prójimo lo que no te gustaría que te hagan.
Es sabido que Dios perdona las afrentas que quizás le hicimos cuando ve nuestro arrepentimiento el día del ayuno (no es suficiente sólo ayunar). Sin embargo, las ofensas al compañero no son perdonadas hasta que nos disculpemos con él. Entonces es necesario acercarnos antes del Día del Perdón a solicitar sinceras disculpas a quienes pudimos haber molestado. Así como también es importante saber perdonar a quienes nos solicitan disculpas.
Utilicemos la ocasión de las “Altas Fiestas” para hacer las paces con nuestros compañeros -y con nosotros mismos- y Dios nos va a recompensar infinitas veces con Su amor y bendición.
Les deseo que puedan palpar la presencia de Dios en estos días, se acerquen a Él y reciban paz, salud, éxito en sus emprendimientos y todas Sus bendiciones. ¡Gmar jatimá tová!”
Servicio judío de opinión e investigación periodística
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