12 interrogantes de un judío argentino común y corriente, originados en la carta: “Judíos y judías de Argentina afirmamos: MILEI NO NOS REPRESENTA”
- ¿Existe en el diverso arco iris comunitario judío argentino el “voto judío” en la Argentina?
- ¿El judaísmo tiene una ideología política actual monolítica en la Argentina o en el mundo?
- ¿Algún liderazgo político argentino pretende representar a todo el judaísmo?
- ¿Puede un no judío tener afinidad con el judaísmo?
- ¿Esta permitido que un no judío pueda estudiar judaísmo?
- ¿Nos atrevemos a solucionar los problemas argentinos desde una óptica judía?
- ¿Es anticonstitucional adherir públicamente al judaísmo, sus textos y sus símbolos?
- ¿Es ético trasladar las grietas argentinas al seno del judaísmo?
- ¿Algún poder externo se puede apropiar o robarnos el judaísmo?
- ¿Es nocivo en un eventual y futuro gobierno argentino, manifestar que Israel será uno de sus principales aliados y mudaría su embajada a Jerusalén?
- ¿Tenemos la atribución los judíos argentinos para cancelar y proscribir a un candidato en una contienda electoral democrática?
- ¿Podemos otorgarnos la representación política partidaria exclusiva de todas las voluntades judías argentinas?
Judíos y judías de Argentina afirmamos: MILEI NO NOS REPRESENTA
Quienes firmamos esta carta, con orgullo de nuestra identidad judía, argentina y humanista, manifestamos nuestra preocupación por las expresiones de odio de Javier Milei, candidato más votado en las PASO presidenciales, así como también por el uso político que realiza del judaísmo, sus textos y sus símbolos.
Durante esta campaña presidencial, este candidato ha tenido declaraciones de contenido discriminatorio, misógino, contrario a la diversidad sexual, a la pluralidad política, y a la convivencia democrática en general. Corresponde condenar además su ataque al papa Francisco, ofendiéndolo a él y, a través suyo, a millones de fieles.
Asimismo, no puede obviarse que su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, es la principal figura del negacionismo en nuestro país y de defensa de una dictadura que tuvo un probado carácter antisemita al ensañarse especialmente con desaparecidos/as de origen judío. En igual sentido, ha sido tristemente célebre en las últimas semanas por atacar a una referente indiscutida de la lucha por los derechos humanos como Estela de Carlotto.
Se da la particularidad de que Milei dice estudiar la Torá asiduamente, incluyó el talit y el shofar en su acto de cierre de campaña previo a las PASO, cita frecuentemente fuentes judías y hace referencias a personajes como Moshé, entre otros actos.
Queremos expresar de forma clara: la ética judía que aprendimos y que aspiramos a poner en práctica en nuestras vidas está íntimamente vinculada a la noción de igualdad y de justicia social, la misma que Milei tilda de aberrante. Por lo tanto, nuestro judaísmo se encuentra en las antípodas de Javier Milei y su proyecto político. El profeta Amós, el mismo que Milei descontextualiza en su material de campaña, fue quien denunció la desigualdad entre los ricos y pobres de su pueblo. Otro profeta, Isaías, criticó duramente a quienes ayunaban siguiendo el ritual religioso sin ver la necesidad de liberar a los oprimidos de su yugo y de socorrer al necesitado. El texto lo encontramos en el Tanaj, el mismo libro que nos insiste en la necesidad de recordar siempre con humildad que descendemos de esclavos en Egipto, y que ordena proteger a los grupos más vulnerables de la sociedad a través de leyes y prácticas redistributivas basadas en la dignidad intrínseca del ser humano.
Por otra parte, las referencias de Milei a la “superioridad estética” de la derecha y su lucha anunciada contra el “marxismo cultural” (un concepto de indudables orígenes antisemitas) deben funcionar como un llamado de alerta para todos y todas, judíos/as o no, quienes estemos comprometidos con la convivencia pacífica y el diálogo.
Asimismo, manifiesta que Israel será uno de sus principales aliados y mudaría la embajada a Jerusalén en un eventual gobierno a su cargo. Ya hemos visto cómo proyectos políticos de similares características en otros lugares del mundo, identificados con Israel, albergaron en su interior expresiones netamente antisemitas, y partidarias de otras formas de racismo y discriminación, que crecieron a su abrigo. Como parte de un pueblo que ha sufrido las más horrendas persecuciones a lo largo de su historia, decimos firmemente que Milei no nos representa. No permitiremos que su apropiación de símbolos y conceptos judíos nuble esta realidad.