Para destacar el significado de esta conmemoración que se extiende durante ocho días, compartimos el mensaje del rabino de AMIA, Eliahu Hamra, quien reflexionó sobre cómo la fe en la certeza del camino le da al ser humano la fuerza para levantarse y comenzar de nuevo.
“Que las luces de Janucá nos guíen para encontrar esperanza, fortaleza y renovación espiritual en nuestras vidas”, expresó el rabino a cargo del Superior Rabinato de la República Argentina.
Mensaje de Eliahu Hamra, rabino de AMIA
“Janucá celebra la victoria de los macabeos sobre los griegos, el triunfo de la cultura local sobre una cultura imperialista y la supremacía del espíritu sobre el cuerpo. Es una festividad instituida por los sabios como días de gratitud, que se celebra durante ocho días, comenzando el 25 de Kislev, este año miércoles 25 de diciembre al anochecer del calendario gregoriano. Durante estos días se recita la plegaria de Halel y se encienden las velas de Janucá.
Junto con Purim, Janucá es una de las dos festividades más destacadas añadidas a la tradición de Israel por el judaísmo antes del exilio.
Antes de explicar el conflicto entre la cultura local y la imperialista, debemos entender que una guerra entre dos partes siempre debe girar en torno a un tema común. Por lo tanto, es necesario esclarecer cuál es ese tema que divide al judaísmo y a la cultura griega, y qué aspecto tienen en común ambas culturas.
Tanto el judaísmo como la cultura griega aspiran a formar al ser humano íntegro. Sin embargo, la diferencia radica en el enfoque: la cultura griega busca crear al ser humano ideal a través de la construcción de una sociedad corregida, lo que podemos aprender de las enseñanzas de los filósofos de esa época. En cambio, el judaísmo procura desarrollar al individuo íntegro a través de la fortaleza interna de cada persona, elevando su capacidad de elección a niveles superiores.
Desde esta perspectiva de enfocarse en la fuerza individual, podemos comprender también el poder de esos pocos macabeos que, gracias a su entrega total, lograrán enfrentarse y vencer a un ejército numeroso y entrenado.
Cuando un individuo lucha por su vida física y espiritual con gran convicción interna, en la verdad que radica en su causa, es capaz de triunfar frente a grandes adversidades.
Muchas veces se nos pide expresar nuestra posición, pero esperamos la aprobación de los demás para justificar nuestra forma de vida y preservar nuestra tradición. No obstante, la larga historia de nuestro pueblo nos enseña que nuestra fuerza radica en la fe, en la justicia de nuestro camino. Esa fe y esa capacidad de resistencia son las que permiten al individuo alcanzar la victoria y el éxito frente a cualquier desafío. Puede que el éxito no sea inmediato y que haya caídas y fracasos en el recorrido, pero la fe en la certeza del camino le da al ser humano la fuerza para levantarse y comenzar de nuevo.
Esta misma fe se observa cuando los macabeos llegaron al Templo y encontraron una pequeña vasija de aceite suficiente solo para un día. A pesar de los escasos recursos, no se dieron por vencidos y usaron lo que tenían. Esa acción de aprovechar los recursos disponibles, a pesar de la gran carencia, les otorgó el mérito de recibir el gran milagro de que el aceite alcanzara para ocho días.
Cuando contemplemos las velas encendidas de la janukiá (candelabro), volveremos a los días de los macabeos y comprenderemos que la fe en la certeza del camino, junto con el uso de todos los recursos a nuestro alcance, tiene el poder de abrir nuevas puertas ante los desafíos contemporáneos, que cada uno de nosotros enfrenta. Esta singularidad de pensamiento y acción nos otorgará éxito y permitirá el triunfo del espíritu por encima de las limitaciones de la naturaleza.
Al estar en familia reunidos frente a las luces de la janukiá, que iluminan nuestros hogares y corazones, recordemos que Janucá no solo celebra un milagro del pasado, sino que es una festividad con un mensaje muy actual: vivir inspirados en el presente, mantenernos firmes en nuestras convicciones, actuar con decisión incluso frente a los desafíos más grandes y a confiar en que, con esfuerzo y fe, podemos superar cualquier obstáculo.
Que estas luces nos guíen para encontrar esperanza, fortaleza y renovación espiritual en nuestras vidas, y que iluminen el camino de retorno a sus hogares de todas las personas que aún permanecen secuestradas, en manos de la organización terrorista Hamás, tras los brutales atentados del 7 de octubre de 2023”.