
Jag Hasukot
Dis(frutar) los procesos frutales
El Midrash dice que cuando en Bereshit Di-s quiso crear los primeros árboles la corteza y el fruto tendrían el mismo sabor. Luego eso lo árboles se “rebelaron” y en cambio necesitamos un arduo y penoso trabajo, de arar, sembrar y esperar (a veces 20 o 30 años como en el caso de los dátiles de la palmera del lulav) hasta conseguir los dulces y deliciosos frutos. Con excepción del Etrog, que tiene la particularidad, que su piel tiene el mismo sabor que la corteza.
En el Lulav, el elemento central de las cuatro especies, para hacer la Brajá tomamos las hojas de palmera y no el fruto.
Esto nos da un mensaje, a veces pensamos que seremos felices cuando lleguemos a tal o cual objetivo: casamiento, título universitario, el primer millón de dólares, la casa propia. Y en el mientras tanto sufrimos, ansiamos, o posponemos “la felicidad”.
Todos los emprendimientos toman tiempo, crear una empresa, criar hijos, plantar un árbol. Si miramos las cosas solo con el objetivo de llegar, la duración se hace tediosa, difícil y el disfrute es momentáneo y corto.
Sucot nos enseña a disfrutar el proceso del crecimiento, salir a la vulnerabilidad, vivir en una casa pasajera, el camino transitado es la vida misma. No se trata de llegar para ser feliz, sino de ser feliz para llegar. El medio para que las cosas fluyan es vivirlo con entusiasmo y alegría.
En tiempos de cambios, de crecimiento, hay que ser creativo para avanzar con confianza y alegría. Este era el deseo original en el plan divino, pero a veces desde nuestra visión de la “tierra” al no ver “el resultado inmediato” nos apenamos.
Las bendiciones de Rosh Hashaná y Iom Kipur se manifiestan en la alegría de Sucot.
Shabat Shalom y Jag Sameaj
Iosi Levy
Servicio judío de opinión e investigación periodística
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