La autoestima judía. Ser judío es fundamentalmente sentir: “El orgullo de ser”

La autoestima judía. Ser judío es fundamentalmente sentir: “El orgullo de ser”

Del Rebe de Lubavitch, Rabí Menajem Mendel Schneerson:

“El secreto de nuestra existencia está en que somos “un pueblo que mora solo” (Números 23:9), un pueblo que cree en un único D-os, y vive su vida de acuerdo a la única Torá, que es eterna e incambiable. Nuestra independencia de pensamiento y conducta no es nuestra debilidad sino nuestra fortaleza. Sólo de esta forma podemos cumplir con nuestra función como nos fue impuesta por el Creador, es decir, ser “un reino de sacerdotes y una nación santa” (Éxodo 19:6), y una fuente de bendición para toda la humanidad”

El ex presidente israelí Shimon Peres recordaba la voz de su abuelo, que a sus once años lo puso en un tren para que escapara: “Todavía recuerdo la forma desgarradora en que me abrazó. Recuerdo sus últimas palabras y su orden: ‘hijo, sigue siendo un judío para siempre’, yo continué mirando a mi abuelo hasta que desapareció de mi vista. Esa fue la última vez que lo vi.”. Su abuelo murió después en el incendio de la sinagoga de su aldea de Belarús donde los nazis habían encerrado a toda la comunidad judía. “De esa comunidad sólo quedaron cenizas, no hubo ningún superviviente”

El judío Sigmund Freud nos comentaba sobre su experiencia de vida en aquella época: “Mi lengua es el alemán. Mi cultura, mi realización es alemana. Yo me considero un intelectual alemán, hasta que percibí el crecimiento del preconcepto anti-semita en Alemania y en Austria. Desde entonces prefiero considerarme judío”

Un lunes 19 de abril de 1943, Mordejai Anilevich lanza desde su bunker de la calle Mila 18, el levantamiento del Gueto de Varsovia para detener a las tropas nazis que comenzaban la segunda deportación masiva de judíos hacia los campos de la muerte, con poco más de doscientos combatientes judíos muy pobremente armados pero con la firme determinación de luchar contra el asesinato masivo y por la entonces utópica libertad de su pueblo. En el cuarto día del heroico levantamiento escribe con orgullo judío: “El sueño de mi vida se ha cumplido. La Autodefensa Judía en el Gueto ya es un hecho; la resistencia armada es una realidad. Soy testigo de los actos heroicos de los sublevados judíos”

A lo largo de su vida, Zeev Jabotinsky estaba convencido de que un estado judío era una necesidad histórica que habría de llegar. En sus escritos recordaba cómo, a la edad de seis años, había preguntado a su madre si “los judíos alguna vez tendrían un estado propio”. Su madre le había contestado: “por supuesto, niño tonto”. Jabotinsky, que dedicó toda su vida a la consecución de un estado judío, jamás cuestionó la validez de su respuesta. En 1935, cinco años antes de su muerte, Jabotinsky redactó su testamento, declarando que a su muerte podía ser enterrado en cualquier lugar, pero solicitaba que sus restos fueran trasladados a Israel “sólo por instrucción del gobierno judío ki takum” – “que será establecido”. En indicativo. En 1965, los restos de Zeev Jabotinsky fueron traídos e inhumados en el Monte Herzl en Jerusalem. Fuente: Israel Ministry of Foreign Affairs

¿Qué es para mí, el orgullo de ser un judío?

Opto por la reafirmación de la condición judía frente a las distintas realidades de los países en donde se habite o la decisión de asumir definitivamente nuestra propia existencia en nuestro hogar nacional ancestral, Israel.

Opino que el judío se auto elije a sí mismo judío y no se identifica en la caricatura grotesca que el antisemita pretende mostrarle ya que no se avergüenza ni tiene motivo alguno para avergonzarse de su propia esencia.

Creo que el Judaísmo no es una religión solamente como se lo entiende en occidente, es mucho más, es un estilo de vida y por lo tanto no es un dogma, es una cultura viva y dinámica.

Creo que ser un judío hoy, es una opción de vida, es ser un irremediable rebelde que nada eternamente contra la corriente del conformismo, de la mediocridad, de la corrupción y de la maldad de los hombres.

Es oponerse activamente a las injusticias que percibimos en nuestra rutina cotidiana, es trabajar incansablemente desde nuestras imperfecciones y debilidades para ser una luz entre las naciones, es atreverse desde nuestros humildes lugares a hacer de este mundo un lugar realmente digno de ser vivido.

Ser judío es fundamentalmente sentir: “El orgullo de ser”

Hoy me siento orgullo de ser un judío, de pertenecer al ancestral pueblo judío y de ser por mi propia elección parte de ese pueblo judío.

 


Dr. Guido Maisuls
Servicio judío de opinión e investigación periodística
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