La comunidad judía se prepara para recibir la festividad de Pésaj. Por Eliahu Hamra, rabino de AMIA

La comunidad judía recibirá, el lunes 22 de abril, la celebración de Pésaj, que conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto. Se trata de una festividad que enseña a no vivir sometidos, y a usar la libertad para ser responsables de nuestras acciones, y ponderar las consecuencias que podamos generar en nuestros semejantes y en nuestro entorno.

Para destacar el especial significado de esta conmemoración que se extiende durante ocho días, compartimos el mensaje del Superior Rabinato de la República Argentina, expresado por el rabino Eliahu Hamra, de AMIA.

Por Eliahu Hamra, rabino de AMIA

En la festividad de Pésaj, la comunidad judía celebra la salida de Egipto hace unos 3.300 años, y  los milagros que acontecieron durante el proceso de liberación y fin de la esclavitud.

Pésaj es conocida como la fiesta de la libertad, un concepto que en la cosmovisión judía tiene un profundo significado. Se trata de una noción que va más allá de lo que representa el fin de una opresión, o el hecho de emprender cualquier acto, siguiendo impulsos o el libre albedrío.

La libertad conlleva un sentido de responsabilidad. Bajo la óptica del judaísmo, la libertad es una categoría espiritual elevada, poseedora de una esencia per se, y resultado de un arduo trabajo introspectivo.

¿Qué es ser plenamente libres? ¿Con qué se asocia la libertad en la festividad de Pésaj?

Libre es quien reconoce que tiene algo para aprender de otros. Quien tiene la valentía de formularse y hacer preguntas.

Libertad no es sumisión ciega, no es acallar ni evadir los interrogantes. Se puede preguntar y es sano hacerlo, incluso dando lugar a cuestiones difíciles y desafiantes, lo que se llama en hebreo “Kushiot”.

Las “Kushiot” son tan indispensables en el Séder de Pésaj, que su obligación sobrepasa en mucho lo señalado textualmente en la Torá: “Cuando te pregunte tu hijo”, “Relatarás a tu hijo en ese día” (Shemot Cap. 13).  Nuestros Sabios enseñan que, quien no tiene hijos o por cualquier razón celebra el Séder solo, debe incluir también el momento de interrogar, en la cena que compartimos en el marco de esta festividad.

Para aprender, hace falta interrogar. Debemos admitir que no tenemos todas las respuestas; justamente el hecho de formular las preguntas es la primera característica del hombre libre.

Pero ¿no podría esta actitud sumirnos en un estado de duda e incertidumbre permanentes? ¿No podría ello impedirnos tomar decisiones y actuar?

Efectivamente, libertad plena significa, también, tomar decisiones de manera activa.

Para que nuestros antepasados pudieran salir de Egipto, fue necesario que asumieran una actitud decidida, y debieron identificarse como parte del pueblo de Israel. Podían tener muchas dudas, pero debían tomar una decisión y actuar.

La identidad judía, libremente asumida, implica constancia y fidelidad. Implica un compromiso de cuerpo y alma.

La libertad de nuestro espíritu

En Pésaj, nos conectamos con la búsqueda de la liberación personal. La persona por naturaleza fue creada para estar también esclavizada a sí misma, a sus deseos, costumbres y a la fragilidad de sus instintos.

La verdadera libertad se presenta cuando la persona logra desprenderse de sus ataduras personales, y le da la posibilidad de expresarse a su verdadero yo interior.

El judaísmo nos enseña a apegarnos a la esclavitud interior y anhelar la libertad de nuestro espíritu. Llegar al punto de poder llevar a cabo lo que nuestra alma judía nos pide, para nuestras relaciones con el Creador y también para nuestros vínculos interpersonales.

Esta libertad puede ser alcanzada a través del cumplimiento de la Torá y la tradición.

Por intermedio de ambas, puede la persona enfrentar sus desafíos y debilidades, y así lograr que su alma alcance la liberación. Por ello dijeron nuestros sabios: “No hay hombre libre, sino aquel que estudia Torá”.

En estos días festivos, es mi deseo desearle a toda la comunidad Pesaj Kasher VeSameaj, y que podamos compartir la celebración en paz y con el gran sentido de comunidad que nos une, en tiempos en los que las amenazas siguen vigentes, y en los que debemos abrazarnos, más que nunca, en nuestra tradición y fortalezas.

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