UN PALESTINO VALE MENOS QUE UN ISRAELÍ
Por Jorge Asis (escritor, periodista y analista político argentino)
Hamás es una creación de Israel. Consecuencia de la ocupación compulsiva y de la represión que derivó en el apartheid que debe silenciarse. Para Benjamín Netanyahu el Hamas siempre resultó de magnífica utilidad.
La temible presencia del Hamas servía como pretexto para demorar y nunca cumplir con las resoluciones de Naciones Unidas que reclamaban hasta los aliados. Gracias al Hamás podía Israel imponer el cierre total de Gaza y garantizar la seguridad porque el Hamás ni siquiera reconoce el derecho a la existencia de Israel. Pero lo que existía de verdad era la estimulada patología del Hamás: el monstruo utilitario sabiamente manipulado que el 7 de octubre lo iba a invadir. A perforar el mito de la invulnerabilidad. Exhibir a Israel frágil ante el mundo. Humillarlo. Israel no está en guerra con Palestina.
Apenas está en guerra con el Hamás que supo utilizar. Se asiste entonces a una guerra también de comunicación y de inteligencia. El testimonio sensible de una nieta ante el cadáver de la abuela impacta más que la desolada imagen de Gaza convertida en un montón de escombros. Y ante el horror tampoco existe la igualdad. Debe aceptarse que un palestino vale menos que un israelí. 17 años atrás se registró el intercambio de un prisionero israelí, Gilad Shalit, por mil detenidos palestinos. Uno por mil. El dilema consiste en que ahora Hamás tiene 150 prisioneros.
Ampliaremos.
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