Rosh Hashanah: Volver a comenzar de nuevo con manzanas, granadas y miel.
Queridos Amigos:
En estos momentos tan especiales y complejos que estamos viviendo me acuerdo de todos ustedes, mis amigos de aquí, de allá y de todo el mundo, Estoy escuchando una melodía penetrante, de esas que se te prenden en el alma, de aquellas que te trae profundos recuerdos de la vida.
De pronto observo azorado al rugoso y desgastado almanaque, maltrecho de tantas anotaciones, tachaduras y otros manoseos y veo que ya le está quedando muy poco hilo en su maltratado carretel y el fin está amenazando seriamente su largo año de existencia. De pronto nace de la nada, una brillante luz que da vida a mis sentidos, un brillante letrero dorado con una sorprendente leyenda:
Rosh Hashanah: 5783
Entonces me invade la memoria, esa hermosa canción de Alejandro Lerner que endulzaba mis sentidos hace unos cuantos años atrás, cuando yo subía a la Tierra de Israel, cargado de aquella gran mochila de sueños y esperanzas: “Volver a empezar”
“Volver a empezar
que aún no termina el juego.
Volver a empezar
que no se apaga el fuego.
Volver a empezar
Volver a intentar”
Todo tiene un principio, todo tiene un final, todo lo que empieza algún día siempre termina en algún lugar pues la vida nunca fue una historia sin final.
“A toda cuestión le he visto final”
David (Tehilim 119:96)
Rosh Hashana quiere decir literalmente la cabeza del año y no es precisamente lo mismo que año nuevo.
Y ya que estamos hablando de cabezas, debemos acordarnos de la costumbre que viene de nuestros antepasados de comer cabeza de pescado o de oveja en la primera noche de la festividad. Por eso, antes de comer se bendice: “Quiera ser Tu Voluntad, que podamos ser cabeza y no rabo”.
Polemiza el vulgo anónimo:
“mejor ser cabeza de ratón que cola de león”
“mejor ser que cola de león que cabeza de ratón”
Pero nos dice el Talmud:
“Prefiere ser la cola de un león que la cabeza de un perro”
Siempre me preguntaba qué evento importante conmemoramos en esta popular cabeza del año, en este primer día de Tishrí, en este volver a empezar. Y la respuesta oficial que obtuve fue muy sencilla y literal:
Hace 5783 años atrás, en este preciso día, Dios creó a Adam Harishón (Adán) y su mujer Javá (Eva). Este primer día de Tishrí es el cumpleaños 5783 del ser humano.
“Y formó el Eterno Elokim al humano, polvo de la tierra. Y sopló (vaipak) en sus narices aliento de vida, y el humano llegó a ser un ser viviente” (Bereshit / Génesis 2:7).
Pero realmente: ¿Quienes somos los seres humanos?
Me decía mi querida e inolvidable bobe (abuela) Sara: “puedes estudiar, trabajar, viajar, amar, vivir y soñar, puedes hacer todo lo que desees y lo que sientas pero al final deberás ser nada más y nada menos que un mentch, un ser humano íntegro y derecho”
Hoy, yo ya descubrí quién somos y el saberlo me hace muy feliz, me hace sentirme realizado, somos lo que siempre deseamos y pudimos llegar a ser. Somos simplemente, “seres humanos”.
“Amado es el ser humano, pues fue creado a imagen de Dios…” Rabbí Akiva (Mishna Avot 3:14)
“Yo soy yo y mi circunstancia”
José Ortega Y Gasset
Desde entonces transcurren inexorablemente nuestras humanas vidas por todos los misteriosos y repetitivos senderos de la historia, los cotidianos caminos de todos los días, de todas las generaciones, incluida la nuestra:
“Generación va y generación viene, más la Tierra permanece siempre igual. El Sol se levanta, y se pone el Sol, y vuelve a su lugar y nace de nuevo. Lo que fue y lo que ha de ser, lo que se hace, eso se volverá a hacer. No hay nada nuevo bajo el Sol” Eclesiastés 1:4
“La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes” John Lennon
“No hay final. No hay principio. Es solo la infinita pasión de la vida” Federico Fellini
Existen muchas clases de hombres, están aquellos que cruzan la vida nadando contra la corriente del caudaloso río y también existen otros, los que solo se conforman con nadar únicamente a favor de la corriente o bañarse plácidamente en la orilla.
Intento estar junto a los primeros, intento vivir eternamente naciendo cada día de nuevo. Y ¿que sería de mi si al levantarme cada mañana no tuviera el valor de intentar algo nuevo?
¿Volver a empezar de nuevo?
¡SHANÁ TOVÁ UMETUKÁ!
שנה טובה ומתוקה
¡Un año bueno y dulce!