Corrientes, Capital. Vísperas de Pesaj de 1958
Mi abuela Sara iba de compras una vez a la semana al mercado de frutas y hortalizas del barrio donde vivíamos y me había otorgado el gran honor de ser su ayudante oficial. Con mis cinco añitos de edad me sentía muy orgulloso de tal honrosa actividad. La recompensa más preciada era el infaltable chipá correntino (exquisito pan hecho con almidón de mandioca, queso, leche, huevos, manteca y sal) con que me obsequiaba mi abuela por mis valiosos servicios.
En esa hermosa mañana de abril del 58 y antes de salir al mercado, mi querida abuela me decía con una dulce y cálida sonrisa: “Esta semana ya no habrá chipá, lo reemplazamos por matzá (pan ázimo elaborado con harina y agua, la comida oficial de Pésaj) porque debemos recordar que ya no somos esclavos, somos libres”.
Sentí la falta del chipá correntino porque aun hoy me resulta muy rico pero esa vez disfruté realmente de la matzá y de la conciencia de Libertad que me transmitió mi querida y bella bobe (abuela en idish).
Dr. Guido Maisuls
Periodismo de opinión e investigación
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Shalom:el secreto de la continuacion del pueblo hebreo esta en su capacidad de ser, estar, compartir y el orgullo de pertenecer.