
*Cantar todos los días*
El poder de la música es maravilloso, nos mejora el ánimo, nos cura las penas, nos serena y nos atraviesa en zonas profundas.
Cantar al unísono es una sensación muy fuerte, entonar junto a miles de personas arrima los corazones.
Hay canciones que quedan pegadas en nuestro cerebro, se repiten y resurgen una y otra vez (Los de Marketing lo saben).
Incluso hoy es difícil de explicar y entender la relación de la música y el ser humano.
La música tiene estructura pero tiene flexibilidad, es un arte, no una ciencia.
Cantar es la esperanza de un mundo mejor.
Una semana después del escape de Egipto fueron acorralados por un Faraón enfurecido a orillas del mar.
Sin más salida que el agua el pueblo desesperó, pero el Gran Milagro sucedió, el mar de partió y lo atravesaron por tierra seca.
“Entonces cantaron (lit. cantarán: alude a un segundo canto en épocas de redención final) Moisés y los hijos de Israel…”
¿Por qué decidieron cantar?
Nos queda la Mitzvá de recordarlo todos los días.
Explicar como el mar se convierte en tierra seca es imposible, los milagros no se explican, se cantan.
Un par de acordes son suficientes para iniciar un viaje en el tiempo y traer al presente un grato recuerdo.
Una simple melodía es capaz de despertar tus mejores emociones.
Shabat Shalom
Iosi Levy
Servicio judío de opinión e investigación periodística
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