“Los antisemitas sólo prestan oídos a su odio y a su envidia…”

Del prestigioso historiador Alemán Theodor Mommsen (premio Nobel de Literatura en 1902): “Se equivocan si creen que se puede lograr algo mediante la razón… Los antisemitas sólo prestan oídos a su odio y a su envidia, a sus instintos más ruines… El antisemitismo es una epidemia terrible, como la del cólera: no es posible explicarla ni curarla”

¿Es el antisemitismo una expresión de envidia?

A través de la historia se ha intentado exterminar a los judíos, desde los amalekitas, los asirios, los babilonios, los griegos, los romanos, los persas, los inquisidores españoles, los nazis y ahora en el presente, el Isis, el Hamas, la Hezbollah, el Irán nuclear y todo el amplio espectro del yihadismo islámico.

¿Qué mal, en toda la historia, le han hecho los judíos a la humanidad?

Hoy se escucha en casi todas las grandes ciudades del mundo “Fuera judíos de mi país” “Judíos a la cámara de gas”, “Muerte a los judíos” “Muerte a Israel”. Hoy ser antisemita ya no se percibe como algo reprobable sino como actitud políticamente correcta y atinada.

La envidia, de acuerdo a las definiciones de la Real Academia Española es la tristeza o pesar por el bien ajeno y el deseo de algo que no se posee.

La envidia se produce como consecuencia de dos tendencias que llevan al individuo a desear lo que no ha logrado tener y a compararse con los demás en diversos aspectos del quehacer humano.

 ¿Es el antisemitismo una expresión de esta envidia?

 El pueblo judío, por su idiosincrasia, a causa de los interminables sufrimientos experimentados a lo largo de sus 3.400 años de vida, ha logrado atesorar un valioso cúmulo de aprendizaje, adaptación y experiencia que llevan a la práctica en todos los países donde les toca en suerte vivir, desarrollando así un marcados aspectos de pluralidad y tolerancia hacia las demás religiones.

 ¿Es el antisemitismo una expresión de esta envidia?

 El Premio Nobel fue concedido a 846 personas, de las cuales unas 194 son judías, un 23% del total de premiados, aunque sean menos del 0,2% de la población mundial. Del total de premios, los judíos obtienen el 26% en los Nobel de Física, el 27% en Fisiología y Medicina, el 41% en Economía, el 20% en Química, el 12% en Literatura y el 9% en los premios Nobel de la Paz.

 Entre los valores más envidiados suelen encontrarse el prestigio, el reconocimiento, el estatus ocupacional, el dinero, el poder, la calidad de vida y las posesiones materiales.

 A través de toda la historia los judíos han aportado una dosis de talento vital a la humanidad en todos los campos del quehacer humano: de la cultura, de la literatura, de las artes, del periodismo, de la medicina, de las ciencias, de la filosofía, de la política, de la investigación, de la producción, de los negocios, de las finanzas y del entretenimiento.

 “La envidia y el odio van siempre unidos, se fortalecen recíprocamente por el hecho de perseguir el mismo objeto” Del .Escritor francés Jean de la Bruyere.

 ¿La envidia es odio encubierto?

 ¿Cómo hizo Israel para transformarse en una próspera y pujante nación orientada a la innovación, al desarrollo y a la creatividad en forma tan veloz?

 El Estado de Israel ha priorizado desde sus jóvenes comienzos, en desarrollar una excelente educación pública y un sistema inteligente de colonización de la tierra en forma comunitaria por medio de los “kibutzim”, convirtiendo al Estado de Israel en un verdadero ejemplo de lo que es capaz de lograr un pueblo al que se le niega el derecho a vivir.

Israel lleva varios años con crecimientos sin interrupción del PBI (ascendió en el 2019 a 43.600 dólares), armonizado con una inflación prácticamente inexistente y una baja tasa de desempleo (por debajo de 4 %)

En proporción a su población, Israel tiene el número más alto de start-ups (nuevas compañías de alta tecnología) en el mundo después de los EEUU.

Israel tiene el nivel de vida más alto del Oriente Medio.

¿Pueden ser estas las causas de la envidia?

Hoy, el fenómeno emprendedor israelí es eminentemente cultural, basado en una mentalidad desestructurada que no funciona en base a los cánones tradicionales invirtiendo siempre en educación, emprendimiento e innovación.

 Esto se debió al hecho de haber elegido a la innovación creativa, al enriquecimiento del material humano y a la libre interconexión productiva con la economía global, atrayendo a las inversiones por medio del incentivo de la estabilidad económica y de la flexibilización de las barreras regulatorias.

Se apostó a la creación de verdaderos estímulos para la formación de nuevas empresas, al desarrollo de novedosos centros de investigación, a la creativa capacidad innovadora de las universidades y de las fuerzas armadas y a un ambicioso plan de apertura gradual de la economía hacia el mundo desarrollado.

 Entonces se mezclan emociones contradictorias como el deseo de tener lo que otro posee, el dolor por no poseerlo, el pesar por lo que el otro ha conseguido, la indignación por considerar injusta la diferencia que nos muestra la realidad y la incertidumbre por no comprender estas evidentes diferencias que se producen entre los seres humanos.

¿Es el antisemitismo una expresión de esta envidia?

 Del prestigioso historiador Alemán Theodor Mommsen (premio Nobel de Literatura en 1902): “Se equivocan si creen que se puede lograr algo mediante la razón… Los antisemitas sólo prestan oídos a su odio y a su envidia, a sus instintos más ruines… El antisemitismo es una epidemia terrible, como la del cólera: no es posible explicarla ni curarla”

 ¿La envidia es odio y el antisemitismo es envidia?

¿Y tú qué opinas?

Dr. Guido Maisuls
Servicio judío de opinión e investigación periodística
www.identidades.com.ar

Compartir en:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *